sábado, 30 de junio de 2007

¡Gracias, IASPM 2007!

Aprendimos, compartimos, gozamos, trabajamos, celebramos y reflexionamos acerca de la música popular con docenas de personas provenientes de diversas regiones del planeta.

Presentamos una ponencia-recital con el título: "Preguntas y respuestas sobre los principios básicos de la fe: ejemplos de música y catecismo en las tradiciones judía, cristiana e islámica. (¿Y cómo sonaría un catecismo interreligioso para el siglo XXI?)"



Para saber más sobre lo que ocurrió en la Bienal de la Música Popular
consulta http://blog.iaspm-mx.com/
Inlcuye fotos, podcasts y archivos de audio.

domingo, 10 de junio de 2007

Bienal Internacional de la Música Popular

La Asociación Internacional para el Estudio de la Música
Popular organiza su 14ava. Bienal. La cita es en México,
Distrito Federal, en la Universidad Iberoamericana,
del 25 al 29 de junio.
Nana Yoyolo se presentará el jueves 28, en el aula
Agustín Reyes Ponce, a las 15:30 hrs.
Participaremos con una ponencia-recital sobre la música
popular devocional de las tradiciones semíticas y la
construcción de la identidad religiosa.

Más informes sobre la Bienal: www.iaspm-mx.com

viernes, 1 de junio de 2007

Preguntas y respuestas sobre los principios básicos de la fe. Música tradicional y catecismo en las tradiciones judía, cristiana e islámica

Preguntas y respuestas sobre los principios básicos de la fe. Ejemplos de música tradicional y catecismo en las tradiciones judía, cristiana e islámica. (¿Cómo sonaría un catecismo interreligioso para el siglo XXI?)

La Sabiduría es mutua; si no hay pregunta, no hay respuesta.
Estas son palabras de un amado maestro contemporáneo de la tradición sufí, el Sheij Nur Al-Anuar Al Yerraji.1 En ellas, la palabra sabiduría se refiere al conocimiento directo de la esencia de las cosas; a la posibilidad de tocar conscientemente la naturaleza verdadera del mundo, de la vida, del tiempo, de nuestra propia conciencia.
Las tradiciones sagradas de la humanidad enseñan que esta clase de conocimiento es una experiencia que se encuentra más allá de los límites artificiales del conocedor y lo conocido. De hecho, se enseña que este conocimiento conlleva la trascendencia de todos los límites propios del funcionamiento de la mente dual.
Según los versos del místico católico del siglo XVII, Angelus Silesius:
La sabiduría Eterna crece:
Yo seré el palacio
Cuando yo en la Sabiduría descanse
Y la Sabiduría descanse en mí. (2)

En este sentido, Sabiduría equivale a decir Iluminación, Despertar, Gnosis.

Cada una de las tradiciones sagradas de la humanidad ofrece un camino para asistir a los seres humanos en la búsqueda de esta clase de Sabiduría. Tales caminos conllevan acciones, con las cuales las personas persiguen y, al mismo tiempo, “practican” la experiencia de la realidad “tal como es”.3
Uno de los elementos omnipresentes en estas acciones, dentro de todas las tradiciones sagradas, sea como voz, sonido, ritmo, palabra, o como una combinación de todo ello, es la música. En palabras del músico y maestro del Islam, Hazrat Inayat Khan, esto es así, debido a que la música:
…alcanza a ir más allá que cualquier otra impresión
que provenga del mundo externo. La belleza de la música
radica en que la fuente de la Creación y la forma en que
ésta será reabsorbida son música. En otras palabras, el mundo fue
creado por medio de la música [sonido], y es por medio
de la música que será nuevamente devuelto a la fuente que
lo creó. (4)

Para participar en esta Decimocuarta Bienal de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular, hemos querido compartir la música que hacemos y una breve reflexión acerca de nuestra experiencia haciéndola. No somos investigadoras ni académicas. Juntas trabajamos como dueto creativo, con el nombre de Nana Yoyolo (“Madre de corazones”, en náhuatl). La música que nos apasiona hacer y compartir es la música popular que se conoce como sagrada o devocional.
Inscribimos nuestra participación en el área temática de la Bienal que persigue abordar los “significados de la música popular” y la construcción de las identidades, ya que quisimos explorar la forma en que la música popular sagrada puede cumplir la doble función de acompañar la formación de una identidad (la identidad “religiosa”, o exotérica) al tiempo que asiste en la de-formación, en el sentido más radical del término, de todas las identidades, es decir las identidades falsas o superpuestas a la única identidad verdadera.
¿Qué es lo que queremos decir con esto? Esperamos poder explicar --¡y sobre todo, cantar!--- lo que queremos decir, a continuación.

[Interpretación de ¿Cuál es El Uno?, canción popular, de origen sefaradí.]

Vamos a concentrar nuestra exploración de la música popular devocional en las tradiciones semíticas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. En estas tres tradiciones (o tres momentos, de una misma revelación profética) encontramos el uso repetido de formas musicales y poéticas cuyo eje es el diálogo; literalmente, preguntas y respuestas.
La canción popular de origen sefaradí que acabamos de interpretrar es un ejemplo de esta forma de diálogo musical que hace posible el conocimiento de los fundamentos de la religión. En esta canción, que hoy en día sigue cantándose, en distintas versiones, en las sinagogas de todo el mundo, se pregunta por los pilares de la fe judía. La primera pregunta, a la que se vuelve una y otra vez, es el eje: ¿Cuál es El Uno? Uno es El Creador… Dios, Barruj, es Lo Uno.
A partir de este principio recurrente de unicidad divina, se van desplegando en este canto las manifestaciones múltiples con las cuales los seres humanos podemos establecer una relación que nos acerque a Dios. Los profetas, la Paz sea con todos ellos: “nuestros padres”, Moisés y Aarón, “las madres de Israel”, y el profeta José, revelaciones vivas, encarnaciones humanas del mensaje divino. La mención de estos seres implica la mención de sus vidas terrenales, y en el conocimiento de éstas radica también el conocimiento de la propia historia comunitaria.
El canto menciona también la Ley Sagrada, 5 libros, 10 mandamientos, lo mismo que el tiempo sagrado: los días que transcurren antes de la milá, la circuncisión, el shabat, los días de la semana y, finalmente, el tiempo en el que se gesta la vida, los “nueve meses de la preñada”.
Existe un antiguo canto tradicional mexicano, del género devocional que se conoce como alabanza conchera, que quisiéramos compartir aquí. En muchos sentidos, se trata de una suerte de respuesta o continuación del canto sefaradí que ya escuchamos. ¿Una continuación del diálogo, tal vez con un par de siglos de diferencia? Esta alabanza conchera también se sigue cantando, hoy en día. Se le conoce con el nombre de Las Doce Verdades.

[Interpretación de Las Doce Verdades, alabanza conchera de la tradición mexicana.]
Nuevamente, en el canto que acabamos de escuchar, encontramos el desplazamiento de la unicidad a la multiplicidad, de ida y de vuelta, ahora dentro del universo revelado del cristianismo. La mención de los seres humanos que despliegan en sí mismos la totalidad de dicho universo: Jesús, María, José, los doce apóstoles, las once mil vírgenes, la Paz sea con ellos. Las leyes: “las tablas de Moisés”, los cuatro Evangelios, los Diez Mandamientos. El tiempo sagrado, ritual, en la mención de “los seis candelabros” (los que se colocan a cada lado de la cruz, detrás del altar, durante la celebración de las misas matutina y vespertina).
Además de todos los elementos presentes en este canto, que invitan a nuestros sentidos, incluso la memoria, a vincularse con la realidad exóterica de la revelación cristiana, en Las doce verdades, al igual que en ¿Cuál es El Uno?, animando desde el interior el canto mismo, está el conocimiento esotérico esencial de cada una de estas tradiciones. Este es el diálogo más íntimo, el espacio del alma preguntándose por sí misma, por su origen, por su destino, más allá de la multiplicidad de las formas.
Las puertas de la experiencia mística, en el canto sefaradí que interpretamos, pueden abrirse, por gracia divina, en el regreso reiterado a la pregunta por la identidad única. En ese vaivén de la conciencia, de lo múltiple a lo uno, preguntando por lo uno, se abre el espacio de la disolución de las formas apreciables con los sentidos y es posible llegar al centro, más allá de la ley y del rito. Otra puerta grandiosa que se ofrece al alma en este canto, son los nombres divinos revelados. Pronunciar estos nombres, así en el judaísmo como en tantas otras tradiciones sagradas, puede sintonizar al alma con la Verdad.
En el caso de la alabanza de Las Doce Verdades, la mayor luminosidad condensada podemos discernirla en la “séptima verdad”. El canto lo dice con la mayor simpleza: “la séptima son las siete palabras”.
Se conoce como “las siete palabras” a siete momentos, siete experiencias, siete enseñanzas místicas de Jesús, la paz sea con él. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, es la primera palabra. “En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso”, es la segunda. “Mujer, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu madre”, es la tercera.5
Es imposible entrar por medio de la razón o del voluntarismo en el misterio que contienen estas experiencias, a las que tan sutilmente alude el canto. Estas “palabras” que están más allá de cualquier palabra, convocan al ser desde la esencia, y no desde la identificación con forma alguna. Llamada a descifrar el mensaje que yace en el interior, la mente se arroja al océano de los significados, y ahí se ahoga.

Hemos compartido, hasta aquí, nuestra interpretación de dos cantos tradicionales de las tradiciones judía-sefaradita y cristiana-conchera. Por último, queremos explorar con ustedes un ejemplo tomado de la poesía mística islámica, que también se basa en el diálogo, en la forma de preguntas y respuestas.
Esta es la voz de uno de los místicos más conocidos de la humanidad, traducido a numerosísimos idiomas, amado por seres de todas las culturas del planeta. Se trata de Yelaluddin Rumi, mejor conocido como Mevlana, que quiere decir “Maestro”, en el idioma turco. Precisamente el año 2007, año en que se cumplen ocho siglos de su nacimiento, ha sido declarado por la UNESCO el año de Mevlana. Esto nada más, es suficiente para darnos una idea de la vigencia de la enseñanza que no ha cesado de transmitirse desde el siglo XIII, a través de este Maestro, para el corazón de toda humanidad.
Para nosotras, acercarnos a la poesía de Mevlana, la Paz sea con él, y tratar de celebrarla, cantándola, ha significado encontrar las palabras exactas para describir el Amor, en todos los niveles posibles.

[Interpretación de “Quién eres…”, canción original de nana Yoyolo, basada en los versos del Divan, Furuzanfar #436, de Mevlana Yelaluddin Rumi.]

Este diálogo se caracteriza por preguntar y responder acerca de la Verdad misma. El conocimiento que se describe aquí, no es el de la forma ni el de la ley sagrada, sino el conocimiento directo, “la perla de la experiencia interior”, 6 que se obtiene por gracia divina.
Los versos de Mevlana continúan diciendo:
--- ¿Dónde estás a salvo?
--- En la abstinencia y en la conciencia pura de Al-lah.
--- ¿Qué es la abstinencia?
---Yo dije: El camino de la paz.
--- ¿Dónde está la catástrofe?
--- En la calle de Tu amor.
--- ¿Cómo viajas hasta allí?
--- Con integridad.
Silencio. Si dijera más,
desaparecerías por completo,
te quedarías sin puerta y sin techo.7

Una manera de entender esa puerta y ese techo, es como metáfora para el ego y para todas las identificaciones que de él se desprenden.

¿Por qué nos ocupamos de esta música, en esta época? Para nosotras, es ahora y en este lugar, cuando se nos bombardea por todos lados sobre las diferencias entre unos y otros, blancos, negros, latinos, europeos, judíos, musulmanes, budistas, etcétera, que es más importante entender que esencialmente todas estas diferencias no existen. La música popular, precisamente en este momento de la evolución de la cultura, en el que las expresiones se comparten más velozmente que nunca, más allá de las distancias físicas, culturales o ideológicas, es el sitio perfecto para experimentar, como una sola humanidad, la disolución de todas las fronteras artificiales.
Agradecemos a los organizadores de esta Bienal por permitirnos este espacio para compartir nuestra visión.




Notas:
1. El Sheij Nur Al-Anuar Al Yerraji, también conocido como Lex Hixon, es un practicante, maestro y autor en varias tradiciones sagradas. Algunas de sus obras más famosas son: Living Buddha Zen (Nueva York: Larson, 1995); Great Swan: meetings with Ramakrishna (Nueva York: Larson, 1992); Atom from the sun of knowledge (Westport: Pir, 1993); Recolección de la miel (México: Orden sufi Halveti Yerraji de México, 1989).
2. Angelus Silesius (1624-1677). Nacido en una familia protestante, a los 29 años de edad se convirtió al catolicismo. Su obra poética se titula El vagabundo querubínico.
La presente traducción es nuestra, a partir de la versión en inglés de Willard Trask, en Music of the sky: An anthology of spiritual poetry (Bloomington: World wisdom, 2004).
3. Esta es una formulación propia del universo espiritual del budismo, que se utiliza para describir un estado de despertar pleno.
4. The mysticism of sound and music: the sufi teaching of Hazrat Inayat Khan (Boston: Shambhala, 1996: 4.)
5. Los sagrados evangelios enseñan que la cuarta palabra es: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. La quinta: “Tengo sed”. La sexta: “Todo está cumplido”. La séptima: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
6. Masnavi V, 3240-3241. La traducción es nuestra, a partir de la versión en inglés de Kabir y Camilla Helminski, en: The Rumi collection (Boston: Shambhala Classics, 1999).
7. Ibidem.